Agente Felipe Bulnes: "Los alegatos de Chile serán precisos, contundentes y firmes"

Por Tamara Avetikian

A toda marcha, con el ánimo en alto y con "el nivel de atención y concentración al máximo" trabaja el agente Felipe Bulnes desde el miércoles en La Haya, junto con el equipo de abogados que defiende a Chile ante la demanda boliviana en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

A diferencia de lo que fueron las sesiones de diciembre de 2012 por el juicio con Perú, la ciudad en estos días goza de buen clima y sol. Se nota que la primavera llegó, con los cerezos y ciruelos en flor, y la gente paseando por parques y plazas. Nada de eso ha distraído al agente chileno. El viernes fue al Palacio de la Paz a ver el alegato Nicaragua-Costa Rica, "una buena manera para tomar la temperatura de la Corte". Todo eso, sin dejar de afinar su presentación y las de los otros abogados del equipo. "Hay que terminar de pulir la presentación de los alegatos y coordinar todo, fijarse hasta en el último detalle, sistematizar bien los discursos, conciliar que no haya reiteraciones que se puedan evitar, o ver bien que se destaque suficientemente un punto que se quiera enfatizar", dice.

Pero a pesar de que ya está todo definido, en cuanto a quiénes alegarán, Bulnes solo confirma que él abrirá y cerrará las presentaciones chilenas, reservándose los nombres de los litigantes.

El abogado está convencido de que "Chile tiene un caso muy sólido. O lo que es lo mismo, que el caso de Bolivia no se sostiene". Queriendo ser muy didáctico, resume la esencia de lo que desde mañana se tratará en La Haya.

"Chile presentó en julio del año pasado una 'objeción preliminar' que produjo una suspensión del juicio principal (sobre la demanda) que había presentado Bolivia. Lo que Chile le plantea a la Corte es que la demanda boliviana está fuera de los temas que puede conocer el tribunal, porque el artículo VI del Pacto de Bogotá dice expresamente que aquellos asuntos que se encontraran resueltos o gobernados por tratados vigentes el año 1948, que es cuando se firma ese pacto, quedan excluidos de la jurisdicción de la Corte.

Y nosotros decimos que la demanda boliviana, aun cuando se presente bajo la etiqueta de una 'obligación de negociar', lo que persigue es modificar el Tratado de 1904, los límites de ese tratado, y el tipo de acceso que se le reconoció a Bolivia, que era muy generoso pero no soberano. Bolivia quiere hoy día convertirlo en soberano".

La semana de alegatos, con presentaciones de tres horas para cada país, y luego de hora y media cada uno, no terminará en una sentencia inmediata.

"Esperamos que (se conozca) en el último trimestre de 2015".

—Una encuesta publicada por "El Mercurio" la semana pasada mostraba que el 71% de los chilenos tiene poca o ninguna confianza en la Corte. ¿Cómo se asume la responsabilidad de representar a Chile en estas circunstancias? —No me corresponde comentar sobre esta percepción pública. Simplemente constato esa encuesta, que es el primer antecedente duro que se da sobre la materia, y que obviamente parece estar explicado en lo que fue la experiencia con el fallo con Perú. Es un dato con el cual tengo que trabajar. Aun así espero que los resultados que se obtengan en el actual juicio con Bolivia contribuyan a revertir esa percepción.

Presentación chilena será "sin rodeos ni eufemismos" —Por las distintas posiciones en juego, ¿los alegatos serán duros? —En el caso de Chile, los alegatos serán precisos, contundentes y firmes más que duros, que tiene una connotación emocional algo negativa. Nuestro país no es agresivo ni duro; otra cosa es que seamos claros y categóricos al momento de defender nuestros intereses y plantear nuestra posición. Tenemos convicción en los argumentos que estamos planteando, y Chile va a aprovechar el tiempo lo mejor posible, sin rodeos ni eufemismos.

—Bolivia probablemente va a tocar el fondo de su demanda y no solo el tema de la competencia de la Corte.

¿Conviene o no responder a lo que plantee en ese sentido? —No estamos discutiendo el fondo y Chile le está planteando a la Corte que están dados todos los elementos para que pueda resolver ahora esta objeción preliminar. Uno de esos requisitos es que no tiene que prejuzgar sobre los méritos del reclamo boliviano. Por lo tanto vamos a ser cuidadosos de no llevar a la Corte hacia el fondo. Primero, porque nuestra objeción no requiere que la Corte tome una posición sobre el fondo del caso boliviano, y segundo, sería un error estratégico hacerlo. Aun cuando Bolivia trate de llevar la discusión hacia allá, tendremos la suficiente frialdad y sentido estratégico de no dejarnos arrastrar.

—¿No será contraproducente que Chile no se dé por aludido frente al argumento de Bolivia? —Hay que verlo al revés. No puedo descartar que Bolivia vaya al fondo y que esgrima estratégicamente razones en esa dirección. Pero si Bolivia se concentra en el fondo y no se hace cargo de los argumentos de objeción de jurisdicción que ha hecho valer Chile, quedaría muy revelado ante la Corte que no está en condiciones de contradecir nuestro planteamiento.

"Muchas veces las gestiones más eficaces no se conocen ni se pueden comentar" —Bolivia ha mantenido una estrategia comunicacional potente, en foros internacionales, con visitas a distintos países y hasta al Papa. Chile no ha respondido sino con sobriedad, y hay críticas de que ha sido un enfoque poco atractivo, centrado en la competencia o no de la Corte. ¿Qué dice a eso? —Me surgen varias reflexiones. La primera es que ha habido conciencia desde el principio de que este caso no está acotado exclusivamente a lo jurídico, sino que tiene una dimensión comunicacional y política. Y en ese sentido se ha implementado una serie de gestiones que el canciller ha definido como una diplomacia pública y privada. La segunda idea es que muchas veces las gestiones más eficaces son las que no se conocen ni se pueden comentar. Por lo tanto aquí no hay que confundirse en que la espectacularidad o la notoriedad de una determinada gestión, particularmente lo que ocurre en el caso de Bolivia, sea sinónimo de que ellos tiene alguna delantera en este asunto. Un tercer punto es que nosotros no estamos buscando, por respeto básico a la Corte, trasladar el juicio a otros foros. Si queremos hablar a la Corte, tenemos las instancias privilegiadas, que son a través de nuestros escritos y a través de nuestros alegatos donde no tenemos que usar vías alternativas, sino que son la manera directa de transmitir algún mensaje, el que queramos, y en ese sentido vamos a transmitir todo lo que nosotros pensemos que sea eficaz.

—Uno de los golpes de efecto más llamativos que puede hacer Bolivia sería que Evo Morales apareciera en La Haya. ¿Qué consecuencia tendría que decidiera hablar, por ejemplo, frente a la Corte? —No podemos descartar nada. De hecho tenemos la experiencia de que Evo Molares fue a presentar la memoria boliviana, cuestión bastante inusual. Podría ser que se presentara a los alegatos. ¿Podría hablar? Lo vemos más improbable, no hemos encontrado un precedente en ese sentido. Pero tampoco estamos en condiciones de descartarlo, porque Bolivia tiene una forma de hacer las cosas que es distinta a la de Chile. No estoy haciendo comparaciones odiosas, sino constatando que se trata de estilos diferentes; hay cosas que no haríamos, pero que ellos sí se las podrían plantear. A la pregunta de si creemos que conviene a la causa boliviana este grado de involucramiento del Presidente, tenemos una opinión formada en cuanto a que no creemos que sea buena estrategia. Pero además Chile tiene una manera de hacer las cosas que forma parte de nuestra tradición y que ha contribuido y sigue contribuyendo a nuestro prestigio internacional.

—¿Cambiaría Chile la estrategia en caso de que Evo aparezca? —No, nuestra presentación del caso sería exactamente la misma".

—¿Qué opinión le merece el equipo jurídico boliviano? —Ambos equipos tienen muy buenos abogados. Por definición, nosotros asumimos que Bolivia hará sus mejores esfuerzos para defenderse y esa es una postura que claramente contribuye a que nuestro equipo no se relaje nunca y ponga todas sus energías permanentemente en pensar las mejores estrategias y argumentos. Ha habido conciencia desde el principio de que este caso no está acotado exclusivamente a lo jurídico, sino que tiene una dimensión comunicacional y política".

Fuente: El Mercurio